Muchas investigaciones se han referido a que el consumo de alcohol por parte de la madre durante el embarazo afecta el desarrollo de los bebés, manifestándose en discapacidades físicas y/o mentales, desadaptación social, trastornos de aprendizaje, de la conducta, falta de coordinación deficiente del sistema locomotor, rigidez en la motricidad fina con poca capacidad de coordinación, de hecho, como parte de las investigaciones sobre este tema, en Canadá y Estados Unidos, equipos médicos han hecho énfasis a los trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF).
Muchas investigaciones se han referido a que el consumo de alcohol por parte de la madre durante el embarazo afecta el desarrollo de los bebés, manifestándose en discapacidades físicas y/o mentales, desadaptación social, trastornos de aprendizaje, de la conducta, falta de coordinación deficiente del sistema locomotor, rigidez en la motricidad fina con poca capacidad de coordinación, de hecho, como parte de las investigaciones sobre este tema, en Canadá y Estados Unidos, equipos médicos han hecho énfasis a los trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF).
El Espectro Alcohólico Fetal (TEAF) hace referencia a discapacidades físicas, intelectuales y del comportamiento que se mantienen toda la vida como consecuencia de madres que desde el embarazo expusieron a los bebés a las bebidas alcohólicas, el término fue descrito por primera vez en 1968 por el francés Paul Lemoine y otros colegas en un estudio sobre niños de padres alcohólicos, y en Estados Unidos, se ha considerado parte de la salud pública haciendo énfasis en la prevención y en la investigación como parte de la atención que se requiere para pacientes y familiares. Y es que en Estados Unidos, más de tres millones de mujeres tienen riesgo de exponer a sus bebés en gestación al alcohol porque no acuden a controles prenatales periódicamente y continúan siendo bebedoras, incluso cuando la gestación ya está avanzada.
La forma como el alcohol afecta el desarrollo de los niños, se ha explicado por medio de tres niveles, explicados por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés):
- Placenta: el etanol puede disminuir la función primaria placentaria, que es proveer nutrientes para el desarrollo del feto, si esta función está dañado como resultado habrá una deficiencia en el crecimiento; otra alteración que el alcohol puede provocar a nivel placentario es alterar el trasporte de varias sustancias esenciales, siendo lo más notable los aminoácidos esenciales.
- Muerte neuronal: Kotch& Sulik en 1992 estudiaron en ratas, el efecto del etanol en embriones de ratón en vivo, encontrando como resultado (dentro de las primeras doce horas de exposición) muerte excesiva de poblaciones celulares seleccionadas (borde de la placa neural anterior).
- El alcohol, afecta al DNA, RNA, síntesis de proteínas, disminución de número de células de mitosis, altera el contenido y distribución del citoesqueleto e induce estrés oxidativo.
Sobre el tema, Organización Mundial de la Salud (OMS), reconoce que paulatinamente el Síndrome Alcohólico Fetal, se está convirtiendo en una problemática en muchos países, por lo que es necesario hacer de la prevención una de las herramientas más eficaces para detenerla, por lo que se ha enfocado en trabajar con investigadores en el tema, para que las conclusiones sean presentadas y abordadas a nivel mundial, una de estos investigadores es la Doctora Svetlana Popova, científica experimentada del Centro de Toxicomanía y Salud Mental (CAMH) de Toronto (Canadá) y Máster en Salud Pública por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Albany (Estados Unidos).
La Doctora Popova, ha explicado que: “Estimamos que 1 de cada 67 embarazadas que consumen alcohol darán a luz a un niño con síndrome alcohólico fetal, lo que se traduce en unos 119 000 niños que nacen cada año con dicho síndrome en todo el mundo. Antes de realizar el estudio sabíamos que no todas las embarazadas que beben alcohol dan a luz a un niño con el síndrome, ya que cada mujer bebe distintas cantidades de alcohol y cada mujer y cada feto tienen una capacidad diferente para metabolizar el alcohol, además de otros muchos factores que pueden influir en su vulnerabilidad”.
El estudio al que hace referencia la científica Svetlana Popova es sobre la prevalencia mundial del consumo de alcohol durante el embarazo y el Espectro Alcohólico Fetal publicado en The Lancet Global Health, documento que se considera como un gran paso sobre este tema porque, antes del estudio, la mayoría de los gobiernos no sabían cuántas embarazadas consumían alcohol y cuántos niños nacían con síndrome alcohólico fetal en sus países. Ahora, los países pueden utilizar estos datos para ayudar a los niños con dicho síndrome y prevenir futuros casos.
Para los investigadores, médicos, epidemiólogos,es fundamental determinar la prevalencia de un trastorno para fijar las prioridades en materia de políticas de salud pública, financiación para iniciativas de salud pública y planificación de la asistencia sanitaria, es así como en Canadá, las autoridades médicas, reciben esta información como parte de los datos que se requieren para calcular el costo económico que representa este trastorno para el país, lo que ha generado, mayor atención en la prestación de servicios sociales y la educación especial para los niños afectados.
La Organización Mundial de la Salud, ha emprendido un proyecto internacional de investigación colaborativa sobre el desarrollo infantil y los factores de riesgo prenatales centrado en el Espectro Alcohólico Fetal con el fin de comprender mejor la prevalencia, gravedad y consecuencias de este trastornos, concentrando esfuerzos en vincular a los gobiernos mundiales para que puedan reforzar políticas y programas que ayuden a disminuir el excesivo consumo de alcohol entre las mujeres en edad fecunda y prevenir el consumo del alcohol por las embarazadas.