Asumir que un hijo tiene discapacidad cognitiva puede resultar un poco desconcertante, significa cambios en las dinámicas y expectativas del núcleo familiar y empezar un proceso, que puede pasar por sentir culpa, autocompasión, tristeza, negación, dudas hasta que se acepta su condición.
Hablar de discapacidad cognitiva es acercarse a conceptos y situaciones que pueden resultar novedosos y complejos, sin embargo el concepto de discapacidad cognitiva se ha transformado hacia un enfoque social que tiene en cuenta las características del niño y la niña en relación con su contexto, desde el familiar hasta su participación en la comunidad.
La discapacidad cognitiva es considerada un trastorno intelectual que inicia durante el período de desarrollo, y se manifiesta en déficits en el funcionamiento intelectual, como razonamiento, solución de problemas, planificación, pensamiento abstracto, toma de decisiones, aprendizaje académico y a través de la propia experiencia, por lo que se compromete el funcionamiento adaptativo de las niñas y niños, así como la no consecución de estándares sociales y culturales para la independencia personal y la responsabilidad social.
A nivel familiar, asumir que un hijo tiene discapacidad cognitiva puede resultar un poco desconcertante, significa cambios en las dinámicas y expectativas del núcleo familiar y empezar un proceso, que puede pasar por sentir culpa, autocompasión, tristeza, negación, dudas hasta que se acepta la condición de los pequeños, aceptación que les permite un mejor desarrollo contando con acompañamiento profesional que sirva de apoyo, tanto a la familia como a los pequeños a fin de establecer formas de inclusión.
Y es que garantizar la inclusión de los niños con discapacidad cognitiva es un factor fundamental en el cual, la familia juega un papel determinante, es el primer espacio en el que el niño y la niña inician su reconocimiento como personas y como seres que hacen parte de un grupo, a fin de que desarrollen en la vida diaria, aspectos como la comunicación, participación social y vida independiente, todo esto, apoyado desde la familia, que en su proceso de aceptación, identifica y fortalece las potencialidades de los niños, participa y favorece sus procesos formativos, especialmente durante los primeros seis años de vida, generando en los niños autoconfianza para que sean más activos en espacios como la casa, escuela y la comunidad.
Desde las experiencias logradas en el Instituto Tobías Emanuel, entendemos la importancia de la familia en cada proceso educativo y en la formación de los niños con discapacidad cognitiva, destacando que en ese primer espacio de formación (el ámbito familiar),es fundamental replicar valores inclusivos que permitan conocer y exigir los derechos de los niños y niñas con discapacidad cognitiva, apoyar el desarrollo y aprendizaje del niño o niña en su hogar, facilitar el acceso a las experiencias cotidianas y actividades en el contexto del hogar, ya que esto favorece el pleno desarrollo del niño o niña.