Laura Tamayo, graduada del Instituto Tobías Emanuel y una de las primeras practicantes de Cocina del Liceo Tacurí en su incursión en Inclusión Social, tiene esa idea clara. Más allá de que su diagnóstico habla de trastornos de aprendizaje, problemas de atención e hiperactividad, sus deseos de aprender se imponen. Así lo ven también dentro del Liceo. Su aporte ha sido clave en la labor de equipo que allí se realiza y también en el entendimiento de los beneficios de la inclusión laboral.
A los 18 años y luego de 3 en el Instituto Tobías Emanuel, Laura Tamayo pasó a ser una de las integrantes de la cocina del Liceo Tacurí, uno de los más importantes institutos educativos en Cali. Allí realiza sus prácticas. En este paso siguió demostrando sus avances de aprendizaje.
“Cuando tenía 15 años llegué al Tobías Emanuel porque en donde estudiaba me dijeron que tenía problemas de aprendizaje”, recuerda. Ese cambio fue vital. Allí realizó el programa de Educación para el Trabajo. ¡Y se enamoró de la panadería! “Eso fue lo que más gustó. Eso y el acompañamiento y las recomendaciones de Elizabeth Romero (la Rectora del programa). Ella me ha aconsejado mucho”.
Con todo lo aprendido, su sueño es cada vez mayor. “Estoy pensando en hacer postres o panes para vender”. Son sus planes a futuro. Laura está convencida de lo que quiere. Se basa, claro, en la idea que siempre la impulsó: “No les hago caso a los que dicen que no puedo aprender. A mí me explican las cosas una sola vez, máximo dos, y aprendo fácilmente”, dice.
Laura Tamayo con sus compañeras en el Liceo Tacurí
De eso da fe el profesor Rodrigo López, Instructor de Panadería y Pastelería del Instituto Tobías Emanuel: “Ingresó siendo una joven muy tímida, introvertida y ensimismada. Muy obediente. Eso fue cambiando a medida que se involucraba en el programa y en las clases, con las estrategias de participación de rotar su ubicación en el salón”.
Y agrega: “Participaba poco en deportes, se necesitaba de mucha motivación para que se involucrara. Cuando inició su noviazgo con uno de los jóvenes del programa empezó a asumir más responsabilidades. También le ayudó su rol como practicante dentro del Instituto Tobías Emanuel, siendo mucho más centrada, dedicada y juiciosa. Se desempeñó muy bien en cocina”.
Por eso se mantiene en ese rol. En el Liceo Tacurí fue admitida como practicante de cocina. “Siempre se trabajó con ella en fortalecer su autonomía y en que asumiera su responsabilidad sobre ella misma por encima de la influencia que otras personas podían significar en su vida. Al finalizar su ciclo de estudios y graduarse, se notaba en ella un cambio, ya era una persona que se relacionaba más y con facilidad”, concluye el profesor.
“Laura es retraída, muy buena y rápida organizando y limpiando. Tiene muy buenas habilidades”
Lo dice Vanessa Gómez, ingeniera de alimentos y ecónoma que administra el restaurante del Liceo Tacurí, coordinando 10 personas para aseo en cocina y tienda. Dentro de ellas están Laura Tamayo y Liceth Valencia, las graduadas del Instituto Tobías Emanuel, con quienes inició la experiencia de inclusión social.
“Ha sido una experiencia agradable. Al principio hubo muchos tropiezos, pero nos ha ayudado a conocer a las personas desde otro punto de vista. Rescatamos el trabajo en equipo. A ellas no las podemos dejar solas. Nos hemos unido como equipo. Eso ha sido muy enriquecedor. Hay personas muy valiosas en nuestro equipo de trabajo. No hay discriminación y sí la necesidad de enseñarle al otro. Vamos por una meta como equipo y no individual”, rescata.
Diariamente en el Liceo atienden no menos de 350 personas al almuerzo y para hacerlo de la mejor manera ha sido importante el aporte de Laura y Liceth. “La inclusión de personas con capacidad cognitiva diferente empieza como un proceso difícil. Estábamos acostumbrados a resultados más rápidos, pero es un proceso retador. Al final nos damos cuenta de que se puede. La persona también tiene oportunidades para tener una vida laboral. Definitivamente es un proceso que vale la pena aunque empiece siendo muy complejo”.