El pasado 3 de septiembre tuvimos la oportunidad de compartir con jóvenes y docentes del Liceo Los Alpes (Cali), quienes han sido parte del proyecto «Cruzando Barreras Sociales», un programa que promueve la formación de niños y jóvenes como sujetos políticos activos y gestores de sus entornos inmediatos. El programa ha estado bajo la coordinación de la Dra. Bibiana Rubio, actualmente subdirectora general y coordinadora del Programa del PEP (Programa de la escuela primaria del IB – Bachillerato internacional) de dicho liceo.
La jornada hizo parte del conversatorio «Escuela para la Paz» presentado por la Dra. Rubio, quien es además Psicóloga, Magister en Educación y Phd. en Ciencias Sociales Niñez y Juventud de la U. de Manizales – CINDE. Cuenta con 32 años de experiencia en el campo de la Educación, con el ánimo de compartir experiencias diferenciadoras en la formación de los niños en el marco de una convivencia pacífica.
Las inquietudes que surgieron en la educadora y que motivaron estos proyectos fueron: ¿hasta dónde la educación y la escuela se limitan a transmitir creencias y valores dominantes de la sociedad?, y ¿puede la escuela verdaderamente enseñar algo distinto?
La educadora asegura que en la escuela habitan distintas modalidades de violencia y que con cada una de ellas, se está produciendo el mismo conflicto que vivimos en nuestra sociedad. Infortunadamente, sus observaciones daban como resultado que los jóvenes no creían que pudieran tener impacto o incidencia alguna en la sociedad y en el futuro del país. Cuando en realidad, se considera que en ellos reside nuestra diferencia para el futuro.
El proyecto Cruzando Barreras Sociales ha puesto a los niños y jóvenes a interactuar con diferentes personas en fundaciones y organizaciones sociales haciendo un servicio social, pero con una intencionalidad y guía metodológica que propone cambios de actitud y de posición de cada uno frente al otro.
Según la psicóloga, se trata a la compasión no como lástima sino como una emoción que nos motiva a reconocer al otro. Se trata de que los niños se planteen el reto de aceptar y saber dialogar con aquel a quien llamamos distinto, de pensarse a partir de lo que él vive, viendo en ellos las mismas situaciones que cada uno puede vivir.
Cada ciclo lleva a los niños desde transición hasta bachillerato a las distintas fundaciones vinculadas al programa Cruzando Barreras Sociales.
- Grado Transición: Fundación Alzheimer
- Grado primero y segundo: Jardín infantil en zona estrato muy bajo
- Grado tercero: Instituto para niños Ciegos y Sordos
- Grado cuarto: Niños de bajos recursos en recuperación de cáncer
- Grado quinto: Instituto Tobías Emanuel para personas en discapacidad cognitiva
Los niños parten de las necesidades, planean y diseñan las acciones que llevarán a cabo con los beneficiarios de las fundaciones. No se trata de un voluntariado ni de una asistencia. El proceso tiene un diseño y una guía de aprendizaje participativo para todos los actores. «Es una propuesta de aprendizaje», asegura Rubio.
Las emociones que se cultivan en la primaria, son las que marcan a la persona en su adultez. El miedo, el rechazo, la repulsión, la inseguridad, la depresión, son emociones que el ser humano tiene desde muy pequeño y que socialmente se pueden reafirmar o transformar.
En la primaria los niños enfrentan muchas situaciones que pueden llevar a que esas emociones debiliten la fuerza ideológica y moral de la persona que él o ella serán. Es por eso que este enfoque pedagógico de servicio y de inclusión social ayuda a formar mejores seres humanos, no solamente aptos para el conocimiento sino activos socialmente, que se comprometan con el otro, con capacidad de repensar su participación en el entorno en el que viven, de aportar, de crecer como personas políticas.
A futuro este tipo de proyectos busca llegar a esferas más amplias de la educación, salir del Liceo Los Alpes e incidir desde abajo en la política pública. Empoderar a los niños para que a pesar de la hegemonía construyan un tejido social. «El país necesita repensar la escuela», asegura la Dra. Rubio, porque «estamos en proyectos educativos que priman la cognición y no la emoción».