Autismo

¿Qué es el autismo y cuáles son sus síntomas según la edad?

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El término Autismo literalmente significa «retirada a uno mismo» y va dando paso a la definición aceptada por la comunidad científica de Trastornos de Espectro Autista (TEA), que es un trastorno del neurodesarrollo que se hace presente en la infancia y acompaña a la persona durante curso de vida.

Tal como su nombre lo indica, al ser espectro es variado y amplio por lo que no se puede generalizar. No vamos a encontrar dos personas iguales y con las mismas características. Cada uno desde su particularidad va a tener una forma de ser, comunicarse, pensar y actuar. El proceso de la información puede darse de una manera distinta.

El autismo es un espectro de trastornos caracterizados por déficits del desarrollo, permanentes y profundos, que afectan a la socialización, la comunicación, la imaginación y la conducta, entre otras cosas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1 cada 160 niños tiene autismo.

En los TEA vamos a encontrar personas que pueden tener asociada una discapacidad intelectual y otras que no. De igual forma un amplio grupo de personas con la condición, puede presentar un perfil sensorial especifico, el cual repercute en una manera propia de procesar los diferentes estímulos del entorno (Bogdashina, 2016).

Es importante resaltar que la condición del Trastorno de Espectro Autista no puede limitarse a una visión clínica de trastorno o una forma anómala del desarrollo. Por el contrario, es una expresión de la diversidad humana en la que la persona transita una ruta diferente en el proceso de construcción socio cultural.

Señales del Trastorno de Espectro Autista según la edad

Una identificación temprana del TEA es esencial para permitir realizar cualquier tipo de intervención. En el caso del Autismo, ésta debe darse antes de que la desviación o el retraso de los patrones normales del desarrollo hayan progresado demasiado.

En general, aunque cada niño es un mundo, se produce una desviación de los patrones normales del desarrollo. Esto ocurre en tres áreas fundamentales: relaciones sociales e interacción, lenguaje y comunicación y actividades e intereses.

Síntomas en los primeros meses de vida

Los niños nacen con varias habilidades. Miran las caras, imitan, presentan cierta sincronía motora y se comunican a través del llanto. En estas edades precoces ya hay signos tempranos de autismo. Los más tempranos son: contacto visual reducido, sonrisa escasa, ausencia de respuesta a su nombre y escaso seguimiento visual.

Más adelante pueden notarse signos como la no imitación, ausencia de atención compartida, ausencia de juego con los demás y escasas miradas a las personas. Se trata de unos déficits tempranos que persisten en el tiempo, probablemente porque tienen que ver con el aprendizaje social que está alterado.

Señales entre los 18 y los 36 meses de edad

Pueden percibirse signos como:

  • Sordera aparente ya que no responde a llamadas o indicaciones.
  • No persigue por la casa a los miembros de la familia ni alza los brazos cuando está en la cuna para que le cojan.
  • Cuando se le coge de la cuna o el parque no sonríe ni se alegra de ver al adulto.
  • No señala con el dedo y mira al adulto para comprobar que éste está también mirando donde él señala.
  • No señala con el dedo para compartir experiencias ni para pedir.
  • Tiene dificultades con el contacto ocular, casi nunca lo hace y cuando mira hay veces que parece que «atraviese con la mirada», como si no hubiera nada delante de él.
  • No mira a las personas ni lo que están haciendo y cuando se cae no llora ni busca consuelo.
  • Es excesivamente independiente.
  • Reacciona desproporcionadamente a algunos estímulos (es muy sensible a algunos sonidos o texturas).
  • No reacciona cuando se le llama por el nombre, prefiere jugar solo y no dice adiós.

A partir de los 36 meses

  • Tiende a ignorar a los niños de su edad, no juega con ellos ni busca interacción.
  • Presenta un juego repetitivo y utiliza objetos y juegos de manera inapropiada; como por ejemplo gira constantemente los objetos, juega con trocitos de papel delante de los ojos, alinea objetos,…
  • Puede presentar movimientos esteriotipados o repetitivos como aleteo con las manos, saltitos, balanceo, caminar de puntillas,…
  • Ausencia de lenguaje, o este es repetitivo y sin significado aparente, con tono de voz inapropiado. No dice cosas que antes decía.
  • No existe imitación, evita la mirada y el contacto.
  • Parece cómodo cuando está solo y tiene problemas para aceptar cambios en su rutina.
  • Tiene apego inusual a ciertos objetos.